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Cuando dices tu lado de la historia


Aqui me pueden ver abrazada a mi hija, recibiendo mucho cariño y por ello no quise escribir ayer sobre la historia de la linda mujer que se quitó la vida junto con su hijo en Ibague, porque esa podia haber sido yo.

Esa mujer que se quitó la vida, no era ella, esa fue la enfermedad.

Por ejemplo, cuando tienes problemas coronarios y sufres de algún tipo de problemas con tu arritmia cardiaca, ese problema no eres tú, es la enfermedad. Y lamentablemente el peor síntoma de la depresión es el intento de suicidio, o peor, lograr suicidarse.

Los casos como este son muy comunes, la desesperación financiera, el abandono, la falta de hogar, cada uno de ellos en sí mismos pueden llevar al suicidio, y ella tenía los 3 factores ¡a la vez!

En el peor momento de mi depresión posparto yo también empecé a pensar en matarle a mi hija, porque eso me daría las agallas para matarme finalmente.

Aún me veo con un cuchillo en la mano subiendo las escaleras, pero le llamé al servicio de emergencia para que le rescataran a mi hija luego de mi muerte, y una voz masculina me rogaba que me quedara con él en línea mientras enviaban dos ambulancias, una para mi y otra para mi hija de 9 semanas. Ese hombre me salvó la vida (nos salvó la vida).

Fui hospitalizada y aun ahí continué con ideas suicidas por otras 4 semanas, estaba todo el tiempo monitoreando mi medio ambiente para encontrar algo punzante.

Una vez rompí un cuadro de vidrio y me corté con eso y las enfermeras lograron detenerme.

Luego salí del hospital y miraba los autos en la calle, empecé a planificar tirarme frente a uno, y de nuevo me hospitalizaron.

Esa no era yo, no era la que hoy les escribe cuentos y les hace reír, esa era la enfermedad, una enfermedad llamada depresión.

Pero me recuperé, porque tuve la oportunidad de recuperarme, porque hubo un número de emergencia al cual llamar, porque hubo un hospital donde alojarme y tratarme, porque hubieron profesionales médicos calificados que entendían lo que me estaba ocurriendo, y porque en el hospital materno infantil había suficientes camas para recibirme a mi y a mi hija para ayudarnos a vincularnos durante mi recuperación.

También me recuperé porque mi marido se mantuvo a mi lado cuidándome, y atendiéndome, a pesar de que con eso descuidaba su negocio y sufriríamos consecuencias financieras más tarde, pero decidió salvarme la vida.

Es que depresión también acarrea problemas económicos porque no te permite trabajar y afecta a tus seres queridos.

Cuando alguien se auto elimina, hemos fallado todos como sociedad, le hemos dejado a alguien con SU problema y no lo hemos visto como NUESTRO problema.

Una madre soltera con un hijo de 8 años sin hogar no debería ocurrir, deberíamos de tener refugios de emergencia. Y ella le mató a su hijo a la vez, aunque suene loco, pero en un acto de amor, porque no habría nadie más para cuidarlo una vez que ella se fuera, si era madre soltera.

Ella sabía que un orfanato se expondría tal vez a una violación, o a convertirse en criado de una familia rica y caer en la servidumbre para siempre, o sufrir hambre como ella. Este mundo puede ser insufrible e insoportable, y prefirió llevárselo con ella, porque en su cabeza no sonaba músicas de esperanza sino su ritmo era al son de la depresión y vivía una realidad en una sociedad deshumanizada.

Les puedo asegurar que Dios la perdonó, Dios no es tonto y nos puso emociones para sentir empatía y compasión por otros para ayudarnos mutuamente a sobrevivir, pero estamos fallando.

Lo que le pasó a ella pudo haberme pasado a mí, con la única diferencia que yo tuve oportunidades para tratarme y habían un sistema en su lugar al cual ella no accedió, porque su mundo es diferente e ignora este problema tan serio.

Al recuperarme dejé mi Carrera para instruirme en salud mental y escribo mucho sobre ello para crear conciencia.

También me convertí en Chaplain del grupo de rescate con la esperanza de encontrarle algún día a aquella voz que me salvó la vida y la de mi hija, ya que las regulaciones inglesas no permiten develar identidades, y tal vez algún día lo pueda mirar en los ojos. Pero al final de mi libro, un libro que mis doctores me ayudaron con información confiable pude explicar lo mejor que pude este problema, como una ex paciente, lo cual demuestra que puedes recuperar tus capacidades intelectuales por completo, y le dejé una nota a mi salvador, al hombre a quien le debo la vida.

Gracias a aquella voz masculina del 111. Intenté buscarte, pero sin suerte, sin embargo quisiera decirte esto: Me has salvado mi vida, la vida de mi hija y la de mi marido. Te escuché con la voz temblando en el teléfono, pero aquel día fuiste más allá de tu deber. Puedo ver el sol elevándose cada mañana bendiciéndote y te digo GRACIAS cada día.”

Sobre la Autora: Doraliz Aranda escribe desde Derby-Inglaterra. Ella escribe sobre salud mental y emocional en la vida y en el trabajo. Su libro es "La llave para salir de tu prisión mental de estrés, ansiedad y depresión" lo puedes encontrar visitando www.doralizaranda.com

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