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El mundo secreto emocional varonil


Esta semana entrevisté a un alto ejecutivo sobre salud mental masculina y él me cuenta: "Hace algunos años tenía un trabajo bien remunerado en el sector privado, pero el trabajo tenía muchas limitaciones, era preciso, alcanzar los objetivos de mi departamento y punto.


Mi compañía ganó mucho dinero y tuvo mucho éxito, pero era evidente que no me gustaba ir a un trabajo del que no obtenía ninguna satisfacción a nivel personal. En la misma época la salud de mi padre comenzó a decaer y mi matrimonio se estaba desmoronando. Todos los desafíos vinieron juntos. Cuando me di cuenta de que mi carrera se dirigía por un camino diferente al que quería yo ir, decidí irme. Todo mi círculo familiar me preguntó por qué me alejaba de un trabajo bien remunerado, pero los hombres también podemos encontrarnos en un trabajo que no disfrutamos, a pesar del gran nombre de la empresa. A la vez las cosas tampoco estaban bien en casa y luego de varios intentos de recuperar la relación y pasar por suficiente sufrimiento, terminé alejándome de mis 15 años de matrimonio.

Cuando las cosas no están bien en el trabajo y a la vez en casa, es cuando nos encontramos en una peligrosa tormenta emocional.

Dejar el matrimonio fue un dolor insoportable, porque también estaba saliendo de una casa donde tenía un hijo a quien amo.

Durante la separación, mi esposa dijo varias cosas sobre mí, y aquello fue lo más doloroso y malvado que una persona me ha hecho. Permití que me investigaran debido al sector donde trabajo, pero ella no retiró sus acusaciones. Ese fue el momento en que dejé completamente esa relación. Me criaron pensando que yo era un hombre frío, indiferente, y mi mayor preocupación cuando me convertí en padre fue preguntarme si podría darle a este niño el amor que necesitaba.


Mi padre nunca me dio abrazos, era más distante en ese sentido. Pero luego comencé a recibir un beso, una risa, un abrazo de mi hijo y me sentía estupendo. Ahora sé que antes era menos emocional porque me estaba protegiendo en un matrimonio fallido, reprimía mis emociones, pero también el problema inevitablemente lo estaba trayendo al trabajo.

Eso de que puedes dejar los problemas de la casa en casa y del trabajo en el trabajo, es una falacia, una utopía. Algunos meses después cuando estaba compitiendo para un nuevo cargo que me gustaba mucho, mi padre murió de cáncer. Estaba completamente fuera de mi capacidad personal, pero seguí adelante, a pesar de estar desconsolado. Pero era un momento decisivo en mi carrera, solo tenía una oportunidad para postularme. Para empeorar las cosas, en la misma época mi esposa comenzó a ser muy difícil, negándome acceso a mi hijo. Hubo un momento en el que lloraba todo el tiempo en casa, no podía ver a mi hijo. Rápidamente comencé a caer en depresión hasta el punto en que mi familia comenzó a preocuparse, así que lo declare en mi trabajo. No fui mal juzgado como consecuencia. Nunca me sentí menos hombre por confesar que estaba llorando mucho.

Les informé sobre los problemas emocionales con los que estaba lidiando y mencioné que podría necesitar pedir ayuda, incluso solicitar baja laboral. Cuando lo dije lo entendieron.


Ante estas situaciones, ¿quién no siente empatía? Sólo necesitas la confianza para declararlo, y la conciencia para reconocer que hay un problema que solucionar, porque una cosa es tu capacidad para hacer cosas ahora, y otra tu habilidad para hacerlo a largo plazo.

Ahora tengo más valor económico en mi profesión en el mercado laboral, pero tomé decisiones audaces en su momento.


Al igual que en mi carrera, quiero ser amado y valorado, pero olvidé lo que era estar en una relación sana.

Después de salir de una mala relación, comencé a salir con otras mujeres, a pesar de que me habían dicho durante tanto tiempo que no era lo suficientemente bueno. Sin embargo, me tomó un tiempo salir de ese círculo de pensamiento, porque cuando te lo dicen todos los días, lo terminas creyendo. Ahora en cambio, en términos de vida personal me siento mejor emocional y espiritualmente. Pero más allá de mi capacidad de recuperación y mi mecanismo de supervivencia, soy más consciente de mi fragilidad".

Algunas partes de nuestro ciclo de vida pueden ser extremadamente desafiantes. Este alto funcionario dio un consejo para los hombres al decir finalmente:


"Si tienes un desafío en tu salud mental debido a la presión laboral, la carga de trabajo y plazos imposibles de cumplir, habla con tu jefe, ya que afectará tu bienestar y tu vida en el hogar. La vida personal no se trata solamente de relaciones amorosas, sino de sentirse bien fuera del trabajo, de tener amigos y efectuar otras actividades. Es difícil mantener el equilibrio a veces, pero hay formas de hacerlo: volver a lo básico. Cuando llegues a casa, cambiar tu ropa de trabajo, haz ejercicios para reducir los niveles de estrés. Hay tantos ejercicios físicos y deportes; sal con tus amigos, tu estado emocional importa. Por lo tanto, encontrar el equilibrio entre el hogar y el trabajo es crucial. Si descuidas tu vida personal, terminarás trabajando demasiado y agotándote, o desarrollando una úlcera, tal vez desarrolles una aventura romántica en el trabajo. Todas esas cosas pueden sonar grandiosas en ese momento, pero finalmente terminarán jugándote en contra. El lado emocional no es una debilidad, yo lo utilicé para conducir mi carrera y la forma en que estoy ahora en la vida".

La vergüenza tiene género, según la investigadora Brenee Brown que lo habla en su audiolibro “El Poder de la Vulnerabilidad”.

Para las mujeres, la vergüenza gira entorno a la belleza y la imagen corporal, mientras que para los hombres, la debilidad, les conduce a sentimientos de vergüenza. Por esta razón, el mundo de las emociones es un territorio secreto y no hablado por la mayoría de ellos, porque para ellos simboliza debilidad. En los seres humanos la vergüenza produce el mismo efecto que el miedo: paraliza, silencia, te hace esconderte detrás de la fachada de pretender que todo está bien, a pesar de que la realidad pinte otra verdad. Tristemente, el suicidio masculino es más alto en muchos países. Por lo tanto, es hora de abordar este problema de la vergüenza varonil hacia la vulnerabilidad y su subproducto, el silencio.

Ya no deberíamos decirle a nuestros niños “los hombres no lloran”. ¿Pero cómo pueden los hombres hablar abiertamente sobre sus emociones en el trabajo? Pueden hacerlo si la cultura de su empresa está abierta a escuchar y a no estigmatizar la muestra de emociones. Sin embargo, la cultura empresarial es un largo viaje que no sucede de la nada, se debe trabajar en mejorarla y humanizarla día a día para generar confianza. Las personas hablan solo cuando confían, y sienten que serán escuchadas y ayudadas. También existe la idea errónea de que para ser un líder se debe mostrar fuerza y restricción emocional únicamente, ser capaz de enfrentarlo todo, no mostrar fragilidad por ningún lado. Pero, cuando alguien está bajo mucha presión, debido a problemas de la vida personal, o una gran carga de trabajo, esa persona no se vuelve flexible y fuerte automáticamente. Por el contrario, ante una gran presión, la mayoría de los hombres se desmoronan o pueden terminar desarrollando graves problemas como adicciones de diferentes tipos, ya sean ligadas al sexo, al alcohol, tabaco, comida, internet, o abusando de otras sustancias más fuertes.


La sobre o auto-medicación es otro problema, el adormecer el dolor emocional con la farmacología, algo tristemente muy de moda hoy día.


Sobre la Autora: Doraliz Aranda es una Consejera Psicológica, volcada hacia técnicas naturales y complementarias para sentirnos mejor en nuestra salud mental. Ella escribe desde Derby Inglaterra, tiene 4 libros publicados sobre salud mental y emocional.

Para más información visita su página www.doralizaranda.com



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