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Transitando por el estrés, la ansiedad y la depresión (Extrato de "La Llave")

El estrés puede ser un buen consejero porque viene sutilmente y te dice –“Cariño, eso que estás haciendo no te hace bien” – y te da insomnio, dolores estomacales, breves alergias o gripe. Si no le haces caso y continúas con el mismo nivel de estrés te envía a otro colega menos negociador llamado ansiedad que te produce terror y crisis de pánico que terminas por pensar que estás volviéndote loco o que has perdido el control. Si de nuevo lo ignoras, te envía a un matón, uno que vive en las calles bajas y oscuras, un verdadero bullying, implacable y feroz que te golpeará con toda su brutalidad, la depresión.

Allí tu cerebro se convierte en Corea del Norte, amenaza a tu trabajo, ejecuta a tus amigos, porque ya no los quieres ver y dispara arsenales nucleares a tu cerebro que mata a tus neuronas y así olvidas las horas para tomarse un baño, las horas para comer o beber agua, hasta se olvida que tienes que dormir y de esta manera te mata, terminas caminando con el alma de un muerto.

Pero las alarmas estuvieron siempre ahí, desde el inicio de tu estrés, timbrando y señalando la luz roja. Ahora si decides apagar esas alarmas embotellando tus emociones, ella se irá cargando y cargando hasta explotar. También las puedes apagar con distracción, y aquí no entro en detalles porque estas líneas se podrían volver inapropiadas. Finalmente si las apagas con pastillas como los calmantes o ansiolíticos, las alarmas dejan de timbrar pero eso no significa que no estés en la zona roja, o que no estén ocurriendo.

Aquí simplemente te metes en un tren en donde no habrá señales o interlocutores que te indiquen las estaciones por donde estás pasando hasta que llegar a tu destino final, al destino en el que directamente te estas dirigiendo y allí miras el rostro frio de un doctor diciéndote –“estas con depresión severa”.

Sí señor, estrés y ansiedad no son enfermedades separadas sino etapas continuas de una línea que concluye 1en la depresión, pero tú decides en que etapas del tren te bajas, no necesitas llegar al destino final.

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