A la vejez viruela?
Me fui a mi consejera psicológica, la misma de siempre, que también es mi amiga, algo que no se recomienda, pero ya saben que no sigo las reglas. De hecho he terminado de amiga de todas mis consejeras en el pasado. Ella es muy “cool”, se ríe a carcajadas de mi visión de la vida, pero también me ayuda a entender mis reacciones.
Llego y me dice: “Leí en tu red que te separas” y le digo:
- “Pues sí llegó un punto que ya no aguantaba más, la soledad, el vacío, la nada en mi relación y tuve que hacer algo. Fui muy honesta con mi ex, que no me ofreció pelea. Al contrario, me descolocó, porque yo estaba como un torero con las estocadas listas, le doy uno y el toro baja la cabeza, le vuelvo a dar otro y de nuevo baja la cabeza, no me dio la pelea que esperaba. Ahora que llego a los 40 pensé que estaría sosegada, tranquila, con la vida apacible, pero nada de eso.
Estoy con la sangre hirviendo, como una loba en el armario. Tengo más apetito sexual que antes, me volví más ágil mentalmente y tengo más conciencia de lo que tengo, y no tengo. Para empeorar en mi época de soltera vivía placida comiendo de todo, frutillas, uvas, mandarinas, sandias, mangos y mira que algunos eran un mangazo! Pero después me puse ese vestido blanco y desde ahí comencé a comer naranja. Estoy comiendo naranja desde hace 10 años. No importa si me lo como de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, des-pa-ci-to o apresurado, sabía que era naranja. Algunas amigas me decían que ellas a pesar de haber superado los 10 años de matrimonio lo seguían pasando bomba, y yo me sonreía para mis adentros, sabiendo que estaban dándose con todo en un banquete de naranja! Hasta me preguntaba si carecían de ambiciones. A veces en el supermercado o en el estacionamiento noto que me mira una frutilla, o una uva y eso alimenta mi narcisismo, le miro y le sonrío, a veces le hablo, pero no me atrevo a cruzar la línea, será porque me educaron de manera conservadora, pero me da una tristeza en mis adentros, porque me están ofreciendo lo que no tengo y lo estoy necesitando, pero me tengo que apartar. Ahora llegó un punto que me pregunté si todo esto tiene sentido, si es la vida que quiero, una vida apagada donde mato mi femineidad constantemente. Sin embargo me siento muy culpable por abandonar un matrimonio por esto."
Mi consejera psicológica ya sabe que hablo con metáforas todo el tiempo y me dice: “Parece que a tus 40 no te motiva lo material sino lo no material, necesitas romance, pasión, aventura, atención, sentirte especial, y eso no tiene nada de raro.”
- “Es que lo material lo conseguí en mis 30. Yo sé que no tiene nada de raro querer otras cosas ahora, pero me siento egoísta, por dejar una relación estable con una naranja, por algo que pensé que no era tan importante, y de hecho aprendí a vivir con la falta por años, pero ahora es como si hubiera explotado esa necesitad, lo tengo en frente, no lo puedo ignorar.”
Ella me dice: “o sea que te has desconectado de tu pareja. Puedo ver la cara de frustración que tienes, pero también escucho tus ganas de explorar algo nuevo”.
- “Pues sí, algo diferente, algo que me dé novedad, pasión y aventura, y que me sosiegue. Tengo amigas con cuerazos, que veo que postean fotos bien maquilladas o en poses atrevidas y sé que están buscando inconscientemente lo que yo también necesito.”
Y mi psicoterapeuta me dice “No me extraña que tu ex no te haya dado pelea, le conozco y ese es él. ¿Te parece que te está dando las riendas hasta que te caigas en el pozo y después desde el borde te pregunte si te sientes mejor? Sabes que la pasión y el romance no duran. Mucho menos un amante se hace cargo económicamente como un marido”.
- “Pero lo necesito.”
“¿Y si intentas reconectar con él agregando eso? El toro no te ha dado pelea por alguna razón ¿Por qué no lo piensas para la siguiente sesión?”
- "nnnnnnn, agregarle pasión a una naranja?! Yo no sé si eso sea posible."
Estas son las cosas que discutes con el psicólogo y lo analizas, ellos están entrenados para abrirte como una caja, escucharte hablar e ir quitando cosas de esa caja, y te hacen preguntas y lo vas entendiendo mejor, te vas también entendiendo al escucharte a ti mismo. Uno no va al psicólogo cuando está loco como se piensa, pero cuando se está confundido, y es como un bálsamo para la cabeza. Te dan más respuestas que el tarot.
Cuando decidí separarme salí porque estaba aburrida y vacía, pero no sabía que “pasión y romance” eran dos ingredientes que faltaban en mi vida, que son las primeras cosas que se deterioran en una relación larga.
Llegar a los 40 no significa mutilar tu femineidad, para convertirte en mujer madura, ni significa matar a la hembra para que surja una madre con inapetencia y problemas bajo las sabanas.
El apetito sexual en una mujer madura va en aumento, mientras que en los hombres es al revés, por eso recurren a la pastillita.
Ellos tienen aventuras en edad adulta por ego, nosotras por necesidad, pero nos inculcan de nuevo al revés, que la mujer pierde interés y al hombre le crecen las ganas. Cuando la verdad de la cuestión es que la mujer pierde interés, pero en el mismo hombre.
A veces nosotras decimos que “No” a los avances de otro por puritanas, pero nadie puede resistirse a un mango para siempre, la diferencia es que nosotras somos más discretas porque sabemos que la sociedad católica no tiene clemencia con una mujer infiel.
Y otro tema tabú que no se discute, es que las mujeres casadas tienen aventuras con hombres casados, y el secreto queda doblemente guardado, en amoríos de largo plazo.
Pero el secreto como pareja no está en ponerse en guardia, o amenazar al otro, sino volverse seductor constantemente con tu misma pareja, no llamarle “gorda” o “negro” "flaco", o hablarle como si no tuviera vida, sino tratarlo con el respeto que le darías a tu amante con el que te quieres lucir en la cama de hotel.
Salud mental y emocional no es un tema simple, porque el cuerpo irrumpe en la ecuación donde fantasías, ilusiones e insatisfacciones también se conjugan.
Un italiano me hizo reír a carcajadas el año pasado diciendo:
“Aquí el 50% de los hombres son infieles. El otro 50% … son las mujeres”.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda escribe desde Derby-Inglaterra. Ella escribe sobre salud mental y emocional en la vida y en el trabajo. Visita www.doralizaranda.com