Salud mental y religión
Me atrevo a escribir este post porque practico una fe, pero también practico una profesión en salud mental y puedo notar la gran diferencia entre ambos. Conozco una breve historia, no recuerdo quien me lo ha contado, pero encaja con el escrito que deseo presentarles:
“Una mujer oraba y oraba a Dios pidiéndole que le hiciera ganar la lotería. Pasaron años y la oración continuaba hasta que Dios se hartó y le dijo en sueños, “Si deseas ganarte la lotería mujer, pues cómprate el ticket”.
Es bueno confiar en Dios, pero debemos hacer nuestra parte.
Si fueras una persona con sobrepeso y permaneces sentada gran parte del día mirando la televisión y dices “Dios me sanará”, pero no haces ejercicio, no vigilas tu alimentación ni aprendes cómo comer nutritivo con menos calorías, pues entonces es muy probable que continúes con ese problema, a pesar de tu gran fe en Dios.
Salud mental no es diferente a salud física.
Tu cuerpo no está desprendido de tu mente, pero tenemos esta curiosa idea de que salud mental es independiente del cuerpo, y no es así.
Lo que pasa en tu cuerpo, afecta tu mente, y los problemas de tu mente, también afectarán a tu cuerpo.
Si te dices, “Dios me va a curar” de una seria ansiedad o depresión, pero no haces ejercicio, no atiendes qué es lo que comes, no aprendes a relajarte, pasas demasiadas oras de ocio pensando, o al contrario, trabajas demasiado, no haces terapia para detectar qué es lo que te está estresando (porque también desarrollamos ideas distorsionadas y creencias erradas que afectan la manera en que nos sentimos en nosotros mismos), entonces es muy probable que continúes con problemas en tu salud mental, a pesar de tu fe, porque no asumes responsabilidad, te lo pasas transfiriendo a Dios para que te los solucione.
No existe una revolución instantánea, un cambio milagroso, ni en salud física ni en la mental.
Allí radica cuando sobrevaloramos una idea hacia Dios, le pasamos toda la responsabilidad de curarnos como si fuera nuestro secretario, y desarrollamos pensamientos fantasiosos, o ideas poco realistas.
Por supuesto que creer en Dios, el tener fe, es un gran regalo, nos permite dar pasos de fe importantes, nos moviliza fuerzas internas que activan la motivación y la fuerza de voluntad, pero existe una parte importante, el hacer tu parte.
Si te diagnosticaran con cancer no te limitarías a orar, irías por ayuda médica. Pues una depresión equivale a un cancer en la mente, esa parte intanglible del cerebro, debes también buscar ayuda profesional.
A veces posteo temas muy serios sobre salud mental y alguien me coloca un comentario diciendo “Eso le ocurre porque no le tiene a Dios en su vida”, lo cual me parece un comentario muy desatinado, porque alguien puede sufrir de depresión también debido a una variación hormonal en su cuerpo como problemas con las glándulas tiroideas.
El hipotiroidismo o hipertiroidismo pueden causar serias alteraciones químicas en el organismo que también conllevan a una ansiedad aguda o a una depresión.
Por ello a la gente que efectúa comentarios religiosos, les pido que lo hagan con una visión un poco más amplia que la religión, porque involuntariamente minimizan un tema muy serio, y allí radica la importancia de recibir educación sobre salud mental.
También es un gran peligro cuando acudes a un médico, a un sicólogo, o algún tipo de profesional, le cuentas sobre tus problemas de salud, y te imparte clases de catecismo o te invita a su iglesia, eso también ocurre, y no es correcto.
Del mismo modo que no es correcto que un Pastor, Sacerdote, Cohanim, Rabino, o alguien en una posición religiosa te pida elevar una oración a Dios antes que acudir a un médico a verificar tu salud mental.
Soy la primera que cuenta cómo una promesa a Dios me permitió recuperarme, pero hice mucho de mi parte, leí sobre mi problema, aprendí sobre ello, investigué, hice terapia; efectué pasos claros y determinantes que me llevaron hacia la recuperación.
Es bueno tener fe, pero cada cosa en su lugar y en su momento, una cosa es salud física, otra mental, y otra la salud espiritual. Están intrínsicamente ligados los tres, pero una buena salud espiritual no conlleva automáticamente a una salud física ni mental.
Si todos los enfermos de depresión y ansiedad pudieran curarse con simplemente orar, entonces no tendríamos la oleada de depresión y suicidio que sacude al mundo. También problemas de salud mental está sacudiendo al mundo religioso, por favor lee estos links:
Sacerdotes Católicos que se han quitado la vida, también se han suicidado 3 Pastores evangélicos muy conocidos.
Tenemos este nivel de problema porque existe mucha negación, vergüenza y mala interpretación sobre este asunto.
Es hora de bajarnos las vendas y ver una dura realidad, es la única manera de emprender campañas para educar sobre salud mental y suicidio en los colegios, habilitar organizaciones de ayudas de emergencia, hospitales con buen tratamiento psiquiátrico, servicios de emergencia telefónica, entrenar a más profesionales en cada país, en las ciudades y zonas rurales.
Necesitamos separar un poco más salud mental de la religión, quitarle el misticismo, ya es hora de tomar acciones concretas.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda es una Consejera Psicológica calificada, escribe desde Derby Inglaterra y es autora de 4 libros sobre salud mental.
Para más información visita La Llave principal | doraliz-aranda-web (doralizaranda.com)
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