Qué puedes hacer si no puedes acceder a terapia
Mejor ni sugiero la lista de lo que puede salir mal, sabemos que existen innumerables situaciones y eventos de la vida que puedes desestabilizar nuestra salud emocional.
Por supuesto asistir a terapia ayuda a trabajar cosas específicas o generales en uno mismo, pero debo admitir que muchas veces escapa de las posibilidades.
Por ello quisiera sugerirte estos puntos si no puedes acceder a un terapeuta.
Camina, al menos 30 minutos al día para movilizar las hormonas de estrés de tu cuerpo, pero no camines aceleradamente y si puedes, hazlo en un lugar donde haya naturaleza. Aquí no se trata de hacer ejercicio para perder calorías, si no de relajarse y mirar a nuestro alrededor para notar la naturaleza o lo que esté ocurriendo mientras ponemos el cuerpo en movimiento.
Escribe, utiliza un cuaderno y lápiz, y coloca allí lo que sientes, por qué lo sientes, qué desearías que cambiara, y también coloca allí las partes de la situación que escapan de tu control. La autorreflexión es buenísima cuando se nos presentan situaciones nuevas, a las que hay que adaptarse y no hay de otra, pero si mostramos resistencia nos hundimos. Por eso, coloca también los motivos que hacen que te resistas a aceptar esto nuevo que se te ha presentado. Si escribes allí todos los días, te darás cuenta de cuanto vas cambiando y que cada día es diferente.
Fluye, en lugar de sentirte impotente o frustrado en una situación, renunciar a lo que nos golpea en el corazón puede ser una oportunidad para repensar pasiones, relaciones e invertir tiempo en algo diferente. Hay poder en “abandonar”, dejar ir lo que ya no sirve.
Habla sobre lo que te ocurre con personas de tu confianza, convierte ese sufrimiento en una narrativa verbal que disminuya el dolor. Hablar tranquiliza el alma, remueve emociones enquistadas y si charlas con la persona correcta, tal vez puedas ver las cosas desde una perspectiva diferente.
Abraza, está comprobado que el abrazo y las caricias activan filamentos muy delicados en el sistema parasimpático del sistema nervioso, que es la parte que nos calma. El abrazo nos ayuda a sentirnos contenidos, nos tranquiliza naturalmente, por ello busca el cobijo de las personas que te quieren y a quienes tú también aprecias.
Aprende, lee un libro sobre algo que te interese, mira videos, escucha podcasts. Todo esto ayuda a activar tu curiosidad y a mantener el cerebro ocupado antes que estar atrapado en el mismo ciclo de pensamientos y preocupaciones.
Practica un hobby, encuentra algo que te resulte entretenido, divertido y practícalo diariamente, ya se trate de arte, música, artesanía, cocina, jardinería, deportes, algo que te ayude a sentirte vivo.
Sé grato, existen personas que son como medicina para el espíritu, gente que tiene esa habilidad para escuchar y encaminarte bien, que también pueden ayudarte a limpiar los escombros de tu derrumbe. Pero también cuida de ellas, no te acerques solo cuando necesitas hablar sino también hazte presente cuando ellos necesiten de ti. Esa es una manera de practicar gratitud, y también preparar el camino para cuando las cosas se pongan difíciles.
Aquí te sugiero este bonito video del psicólogo español Rafael Santandreu que tiene una sugerencia fantástica.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda es Consejera Psicológica y Miembro Registrado Acreditado del British Association of Counselling and Psychotherapy (BACP). Trabaja de forma presencial y online desde Derby Inglaterra. Puedes adquirir sus audiolibros en Audible.com o en formato libro de Amazon.com
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