Depresión y sus matices.
Existen diferentes tipos de depresión que van de leve, moderada o severa.
Yo sentía una profunda melancolía, falta de esperanza, y baja autoestima, no me sentía capaz de lograr algo. Mi estado de ánimo estaba constantemente bajo, me sentía sin energías y tenía un pensamiento persistente de que me había convertido en una molestia para todos.
La depresión puede ser endógena, un cambio fisiológico en tu cerebro lo produce, como por ejemplo un cambio en los niveles hormonales, tal es el caso de la depresión posparto, o puede ser también debido a un componente genético que hayas heredado de alguno de tus padres, lo cual se cree en el caso del trastorno bipolar.
Pero la depresión no solo se le atribuye al cerebro o a los genes, también puede tratarse de una depresión reactiva, una situación la desata en tu vida, como la muerte repentina de un ser querido, o ser despedido injustamente del trabajo, o la baja luz solar en los países del norte produce depresión estacional de invierno o SAD (por sus siglas en inglés).
La depresión endógena necesita medicación y ayuda psicológica para sobrellevarla a largo plazo. La reactiva depende como tu reacciones ante lo que te ha pasado.
Si tu madre fallece, y la relación era muy cercana, es natural que te sientas entristecido y lloroso por un tiempo, y que sientas dolor por la pérdida. Por eso el duelo no debería de medicarse, es normal este proceso por un periodo de un año o año y medio, más de eso debes buscar ayuda psicológica porque significa que no se tiene los recursos internos para enfrentarlo.
Pero noto otra cosa que también deprime a las personas, la falta de novedad y desafíos en su vida.
No es fácil volverse adulto, las cosas se acomodan, probablemente ya tienes la casa, los hijos están adolescentes, tu marido viene y va del trabajo, dejas de desarrollar nuevos amigos, pareciera que allí te sientas a mirar la tele, y la vida pasara ante tus ojos como si el tiempo no tuviera ningún valor.
Ese estado letárgico y rutinario también afecta a las personas, por eso busca algo que te motive a levantarte en las mañanas con ánimo, como ayudar en el club de futbol, enseñar a cocinar los sábados, organizar un club de charla o de lectura, algo que te permita trabajar la mente y hacerte reír.
Antes cada barrio tenía su club, exactamente para estos propósitos, como bien lo retrata Ricardo Darín en su película “Luna de avellaneda”, pero muchos de ellos desaparecieron hace como 30 años o más, y ahora tenemos esta falta de actividad en la vida adulta y mucha depresión.
En la depresión es como estar en un desierto de Atacama interno, inhóspito, desolado e inmenso, ya no puedes conectarte emocionalmente con ningún ser querido, te sientes solitario en este planeta y el vacío te inunda. Si va empeorando, las horas se vuelven eternas y te vas distanciando hasta de ti mismo.
Busca novedad y desafío, agrégale sal y pimienta a tu vida.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda es Consejera Psicológica, escribe desde Derby Inglaterra. Para más información visita www.doralizaranda.com o visita el blog para acceder a otras herramientas para el mejor manejo del estrés, la ansiedad o la depresión y reconectarte con la alegría de vivir.
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