Lo que he aprendido como consejera pastoral para la Policía y el Cuerpo de Rescate
La idea de dejar los probleme de la casa, en la casa, y los del trabajo, en el trabajo, es una utopía y un cliché de los años 80.
A veces pensamos que el rol que efectuamos en el trabajo requiere que seamos fuertes, que nos enfrentemos a todo, sin miedo, y que nunca demostremos signos de vulnerabilidad.
Pero ese camino puede resultar difícil, agotador y solitario, y al final no es más que una expectativa. Como seres humanos, no podemos estar fuertes todo el tiempo.
En ciertas ocasiones, un sector es percibido como el reino de los fuertes, como es el caso del ejército o los que trabajan en el ejercicio de la aplicación de la ley, quienes en sus puestos de trabajo estan expuestos a situaciones límites, con los cuales esperan lidiar sin emoción alguna, pero eso también es imposible.
Por otro lado la vida personal tiene sus planes y sigue un camino diferente al de nuestra vida profesional. Tal es así como en el caso de la muerte de un ser querido, un tratamiento médico doloroso y angustiante, o el diagnóstico de una enfermedad compleja y de largo plazo de un hijo.
A pesar del gran esfuerzo que viene haciéndose en los medios de comunicación sobre salud mental, para reducir la vergüenza y el estigma asociados con ella, salud mental sigue siendo un tema tabú en muchos lugares de trabajo en Latinoamérica, especialmente para el mundo masculino.
De la misma manera que muchas personas que abusan del alcohol, no se ven reflejadas en el estereotipo que tienen en sus mentes sobre una persona alcohólica, también sucede para las personas que no se ven reflejadas dentro de la categoría de alguien con problemas en su salud mental y que puedan en consecuencia necesitar un psicoterapeuta.
Para este tipo de personas no sólo resulta impensable asistir a un profesional en salud mental, sino también les resulta difícil tomarse un antidepresivo y peor si en el sector se admira la fuerza.
Por esta razón, es importante que las empresas ofrezcan otras alternativas a las tradicionales, para aquellos que puedan resistirse a reconocer que necesitan ayuda.
Como consejera pastoral en salud mental, he requerido entrenamiento formal para ello y he estado expuesta a muchas historias de vida, donde algunos solo buscan ser escuchados.
Por otro lado, consejería pastoral no es sólo útil para personas religiosas. También puede resultar favorable para las personas con creencias humanistas, que podrían estar pasando por una situación muy angustiosa en la vida., pero no creen en un Dios.
Por ello el capellán debe enfocar su ayuda con cautela, antes que reclutar feligreses para alguna religión o culto en particular.
En Reino Unido la policía tiene consejeros pastorales en salud mental (Capellanes) en sus puestos de trabajo, anexo a su programa de salud mental.
No todos lo utilizan, pero con simplemente saber que tienes a alguien entrenado que podrá escucharte y entender tu dolor, ya es un alivio para muchos.
Lo mismo ocurre con el ejército, en su caso el programa se llama PADRE, y hoy en día en la mayoría de las universidades inglesas también se ofrecen capellanes de multiples religiones para los estudiantes y el staff.
De esta manera se ayuda a un segmento que probablemente no asistiría a una sesión psicoterapéutica, pero está dispuesto a lidiar con su dolor de un modo espiritual.
Los problemas relacionados con duelo, melancolía, estrés, pérdidas de cualquier tipo, suelen ser los que más escucho, donde las personas tratan de encontrar sentido y propósito en su dolor y así alcanzar aceptación. y alivio emocional.
Estos tipos de problemas nos tocan experimentar a todos.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda escribe desde Derby-Inglaterra. Ella escribe sobre salud mental en la vida y en el trabajo. Visita www.doralizaranda.com