La ruta para el buen vino
"Las uvas para un buen vino maduran lentamente, gracias a la exposición al calor sofocante durante el día y al frio de la cordillera durante la noche. Su exposición a temperaturas extremas hace que se concentre el sabor".
Eran como las once de la mañana y estaba viajando por el camino de Buenos Aires a Mendoza en un auto azul. Estaba con las ventanillas abiertas y sonriendo, con las manos afuera intentando atrapar al viento.
El día estaba soleado y cristalino, y mi nuevo novio se había olvidado de llevar CDs.
La radio no captaba ninguna trasmisión, pero seguí buscando señal hasta que captó una, reconocí de inmediato una vieja canción de Sergio Denis…
“Donde vas, como estas querida. Dónde vas, por qué estás tan linda”.
Mi novio comenzó a reír de la melodía tan tonta, pero yo estaba animada con aquella canción tan dulce.
Tenía casi 26 años y él 10 años más.
Miré aquel interminable camino de asfalto que parecía extenderse hasta el infinito, y a los costados los cultivos y frondosos árboles con las casas de campo argentinas, una novedad para mí que no era de esas tierras, ni él tampoco.
Alguien dijo “la vida te ataca por el punto ciego”.
El año anterior, quien fuera mi novio desde la adolescencia se había encontrado otra novia. Me lo informó ni bien se sintió seguro en su nueva relación.
No había visto venir semejante noticia, y puedes pelear contra muchas cosas, pero no contra alguien que ya ha entregado el corazón en otro lugar.
Me había contado la historia de que me casaría con él, me lo conté tantas veces que me lo creí. Sin embargo la vida me empujaba a un gran cambio y a la vez a un dolor profundo y agudo.
Bajé la cabeza como hice pocas veces en la vida, y me senté a esperar a que pasara mi duelo, lo que tomaría muchos, muchos meses.
Quedé con problemas de autoestima y comencé a hacer interminables dietas.
Un día mi dentista mientras me reparaba una muela me dice, “tus dientes están blandos como manteca”.
No le dije que para entonces ya estaba consumiendo pastillas para adelgazar.
La gente me veía sonriendo, para llorar me escondía,. Es que nadie habla de sus problemas de inseguridad o cuando se siente desvalorizada.
Problemas de autoestima no sólo se desarrolla durante la niñez, sino también en edad adulta, a través del bullying en el trabajo, una relación conflictiva o al sufrir un abandono, y es bueno recibir ayuda a tiempo para que el problema no se perpetúe.
Un tiempo después apareció un nuevo hombre, noté su interés y le abrí las puertas de un alma que estaba desconsolada y triste.
No faltaron los que dieron su opinion, no solicitada, cuando me regresó la sonrisa.
Pero ahora ya no le transferiría las llaves de mi felicidad a ninguna otra persona.
Este hombre fue una briza fresca que ingresó a mi vida y llegó con un propósito… restaurarme, acompañarme para cambiar las viejas fotos y colocar nuevas ilusiones.
En su paso me mostró un mundo mucho más amplio que las fronteras que yo había visto hasta entonces y conocí nuevas ideas, pero sobre todo senti que podia ser en verdad amada.
También conocí otras cosas, entre ellas la ruta del vino de Mendoza, y puse mis pies en el arroyo que recorre Uspallata, un pequeño pueblo de cabañas en la Cordillera de los Andes.
Es muy cierto cuando dicen, “Ser amado por alguien te da fuerzas, mientras que amar a alguien te da coraje”.
Allí percibí la relación deteriorada en la que estuve expuesta tantos años, una relación aburrida, y a la que me había domesticado pensando que así era la vida.
Después, también llegó la hora de irse para mi nuevo novio, lo estaban transfiriendo de oficina y de país. Pero cuando lo hizo, yo había quedado restaurada. Había aprendido a disfrutar de mi propia compañía.
Pasaron muchos, muchísimos años hasta que en un crudo invierno, mi restaurador me escribió de la nada. Me dijo que ahora estaba en una ciudad alemana, siempre trabajando para la misma compañía, y me había rastreado online. Yo estaba viviendo al otro lado del canal.
Todos pasamos por pérdidas, y su consecuente duelo, ya seas pobre o rico. Pero la vida tiene sus maravillosas vueltas.
Si tienes dificultades con tu autoestima, si eres mujer sobre valorarás tu apariencia física, si eres hombre, tu fuerza y tu imagen. En ambos casos puede llevar a la adicción, a las dietas, a sobre esforzarse con ejercicios, a cirugía estética, a buscar validación externa todo el tiempo, ansiedad social o desarrollamos complejos.
Ahora cerca de los 40 les puedo decir…
Ni nadie le deja a nadie, ni nadie se va para siempre.
Sobre la Autora: Doraliz Aranda escribe desde Derby-Inglaterra. Ella escribe sobre salud mental en la vida y en el trabajo. Visita www.doralizaranda.com